A lo largo de la dominación española en América, Cuba tuvo una posición muy importante. La isla fue una de las primeras recorridas por los españoles en 1492. En el siglo XVI, La Habana comenzó a ocupar el lugar de principal puerto de enlace con España. Recién en el siglo XIX comenzaría la producción de azúcar característico de esta región caribeña. A diferencia de la mayoría de los dominios coloniales hispánicos, Cuba se independizó recién a fines del siglo XIX, pero quedo prácticamente reducida a una colonia norteamericana (EE.UU., que mantenía fuertes relaciones comerciales con la isla, se había enfrentado en guerra contra España) por una intervención de casi cinco años y a la introducción de la Enmienda Platt en la constitución cubana. Este permitía, además de asegurarse la compra del azúcar cubano, la intervención de EE.UU. en caso de que consideren en peligro la independencia, la propiedad o libertad individual. Esta cláusula es utilizada como argumento para justificar una posible intervención norteamericana en la isla.
Cuartel Moncada. |
Entre 1925 y 1933, Cuba sufrió la dictadura de Gerardo Machado, generando un movimiento de huelgas (la revolución antimachadista) y la huida de éste. EE.UU. coloca a un terrateniente como presidente, pero es rápidamente destituido por el sargento Fulgencio Batista (¡el que Burns creía que seguía gobernando Cuba!). Sin embargo, existe una situación de inestabilidad política y los sucesivos gobiernos no logran mantenerse en el poder y Batista, como jefe del ejército, continúa la política represiva de Machado. A pesar de esto, en 1940 se elabora una nueva constitución, que recoge diferentes reivindicaciones populares. En 1952, para evitar el triunfo electoral de un partido opositor, el hombre fuerte de Cuba, Batista lleva adelante un golpe militar, dejando de lado la constitución del ‘40.