Una serie de dibujos animados fundamental para quienes estamos en nuestros veinti/treintitantos años es, sin ninguna duda, los Simpsons. Representan parte de nuestra infancia, adolescencia y la decadencia de las últimas (ya demasiadas) temporadas sólo agiganta esa mirada nostálgica del pasado brillante. Por eso, una regla personal es discriminar a desconfiar de quienes no les gustan.
Algo que creo acerca del porqué gustan a diferentes generaciones, y de porqué una misma sigue viendo y riendo con los mismos capítulos durante más de dos décadas, es que contiene diferentes niveles de humor. Podés ser un/a niño/a y entretenerte con muchos gags, y el hecho de no entender otros, de tinte político o sexual, no hace que pierdas el hilo de la historia. Pero, así como los físicos y matemáticos pueden encontrar muchas referencias a sus disciplinas, también los Simpsons contienen un montón de chistes y referencias que l@s historiadores/ascof, cof solemos disfrutar especialmente.
Algo que creo acerca del porqué gustan a diferentes generaciones, y de porqué una misma sigue viendo y riendo con los mismos capítulos durante más de dos décadas, es que contiene diferentes niveles de humor. Podés ser un/a niño/a y entretenerte con muchos gags, y el hecho de no entender otros, de tinte político o sexual, no hace que pierdas el hilo de la historia. Pero, así como los físicos y matemáticos pueden encontrar muchas referencias a sus disciplinas, también los Simpsons contienen un montón de chistes y referencias que l@s historiadores/as

La política interna norteamericana también tiene su lugar. Esto se difundió bastante por las últimas elecciones entre Trump y Hillary Clinton, pero es mucho anterior. El sistema bipartidista norteamericano también está muy representado. Por un lado, la imagen de los demócratas es el corrupto, mujeriego y neoliberal alcalde Diamante. Por el otro, los republicanos son una élite ricachona y conspirativa, que sólo gana elecciones cuando comete fraude. Pero el capítulo más rico en la crítica al sistema bipartidista es el especial de Halloween VII, en el que los extraterrestres Kang y Kodos roban las identidades tanto de Bill Clinton como Bob Dole, los candidatos presidenciales. La opción de votar a un tercero es entendida como tirar el voto a la basura. En el final del capítulo, la esclavizada familia -en el gobierno de Kang- protesta contra su suerte y Homero descarga su conciencia diciendo que él había votado por Kodos.

Clinton no es el único presidente criticada, sino que todos los palos se los lleva Nixon, el único que renunció a su cargo, "Escándalo Watergate" mediante, en 1974. En la comedia es presentado como un inútil, estúpido, inconsciente e impopular. Nixon fue electo presidente en 1968 y reelegido en 1972. Este fue el gobierno posterior al avance del movimiento de los derechos civiles y la concreción de leyes contra la segregación racial y favorables a la igualdad. En 1968, Nixon se enfrentó al vicepresidente demócrata Hubert Humphrey y al racista George Wallace. Sin poder construir un discurso basado en el eje de los derechos civiles, monopolizados a favor y en contra por sus rivales, Nixon construyó un relato remarcando la "unidad nacional" entre blancos y negros, la necesidad de "la ley y el orden" y, por lo tanto, la "lucha contra el crimen", especialmente contra las drogas.
Décadas más tarde, podemos observar que esta política afecta principalmente a la población afroamericana. La criminalización de la población negra y su encarcelamiento (un blanco va a la cárcel cada 16 negros) implica en muchos estados, la pérdida de derechos políticas. Por lo tanto, retornando a una segregración racial en los hechos, a pesar de las luchas y de las leyes.
¡Bien por los Simpsons por criticar a Nixon!
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