sábado, 12 de mayo de 2018

La historia del Manga: los tres momentos de su creación

Manga de Hokusai
Muchos de los criados en los años 80 y 90 hicimos alguna de esta lista de cosas: un kamehameha, usar el centro lunar, vestirse con una armadura dorada o, simplemente, manejar con el Mach 5. Bueno, quizás lo imaginamos nomás, pero seguro estas series nos influyeron mucho, como toda la cultura del manga y el animé lo hizo con occidente a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. ¿Pero que son estas dos cosas? ¿Son lo mismo? ¿Qué historia tienen? Todas preguntas que Marcha Atrás puede ayudar a responder en esta entrega. El manga es el nombre que tiene la historieta japonesa, pero como muchas cosas con la isla, tienen su historia propia con vínculos con occidente. Hay tres momentos claves para esta historia: 

Obra de Hokusai
El nombre Manga viene de este primer momento y es usado por el gran artista Japonés Hokusai denominando una serie de trabajos como “dibujo informal” o manga según los kanjis en japonés. Este trabajo fue publicado en 1814 un período particular de la historia de la isla: el fin de la era Tokugawa. Esta era venía de los 1600 y se trató de una de las más importantes y prósperas de Japón pero que para estos años decaía. El imperialismo que amenazaba desde Europa y el resto de Asia hizo que el shogunato (el administrador político y militar del emperador) mantuviera una política aislacionista especial en la isla. No se permitía que permearan ni la cultura, ni los productos del mundo exterior y viceversa.
Esta era llegó a su fin con la restauración Meijí, donde todo se dió vuelta y Japón pasó de aislarse a no parar de importar todo lo que antes se reservaba. Obvio que este proceso no fue pacífico y involucró los famosos “Barcos Negros” norteamericanos que por medio de la fuerza aceleraron un cambio social y político que acabó con el shogunato e inició esta era. Esta nueva importación de cultura occidental trajo el inicio de la historieta moderna y su lenguaje particular (cuadritos, secuencia, etc) para combinarla con el estilo de dibujo que había creado Hokusai años antes y crear el Manga propiamente dicho.
Como en toda trilogía (salvo Matrix y El Hobbit) el tercer momento es el que va a definir todo. El industrialismo de Japón lo transformó en una de las potencias más importante del mundo con la llegada de la II Guerra mundial, pero, como todos sabemos no salió muy bien parado de ella. Luego de los bombardeos atómicos y de la rendición del emperador Japón terminó devastada y en crisis pero no por mucho tiempo.
Si bien al principio los norteamericanos dejaron la cosa como estaba, con el estallido de la guerra de Corea entraron en las órbitas de lo que se conoce como “Plan Marshall” (no estrictamente en el plan, pero sí en lo que se entiende como su política de ayuda económica y exportación a los países involucrados en la guerra) y, nuevamente, la isla tuvo un apogeo de entrada de productos y cultura extranjera, particularmente norteamericana. En medio de esto, con la recuperación económica, el entretenimiento en papel barato y blanco y negro era lo más conseguible para una generación que necesitaba escapar de los horrores de la guerra. Entre esas revistas y libros publicados de forma económica salieron los primeros exponentes del manga moderno, el que tiene las características que influyeron luego tanto al animé como a nuestra cultura. 
El principal exponente y ejemplo es el denominado “Dios del Manga” (Tranquilo apodo) Osamu Tezuka. El generó gran parte de los géneros más importantes del manga (aventuras para jóvenes, para adultos, historias de espías y robots) y también varias de las convenciones estilísticas del medio que como principal ejemplo tenemos los ojos grandes. Tezuka, justamente combinó el arte tradicional japonés, muchas de sus temáticas propias con esta cultura que llegaba cual tsunami a su país queriendo ocupar todo: las películas de disney (de donde sacó los ojos grandes después de todo), las novelas pulp y el avance tecnológico. Su sobras principales fueron Blackjack, Kimba the White Lion (que “inspiró” a cierto Rey Leon) y, obviamente, Astroboy.
¿Y el Animé? Bueno, si bien también aparecieron animaciones durante los inicios del siglo XX, al igual que con el manga el hombre que lo va a definir como lo conocemos ahora aparece luego de la Segunda Guerra y se inspira también de los largometrajes de Disney y sus proezas. También está limitado por esta economía saliendo de la guerra y por eso mantiene un presupuesto bajo innovando en las técnicas al igual que el manga. Este hombre se llama Osamu Tezuka. Sí es realmente un Dios.
Primer número de la Shonen Jump
En Marcha Atrás solemos no hablar de grandes hombres, pero existen pocas personas tan influyentes para la cultura japonesa moderna como Tezuka y si bien no explica solo el auge de este tipo de animación y de historieta, permite entender mucho de su creación.
La historia del manga sigue con el crecimiento económico Japonés, tan arraigado en su antigua
cultura como en su intento de olvidar o procesar los momentos de la guerra. Con el tiempo aparecieron varias revistas que recopilaban manga y en 1968 apareció Shonen Jump, editada por Shueisha un gigante editorial en la isla. En ella se editaban historietas cómicas, de deportes y de artes marciales para jóvenes. Si bien era muy importante, las cosas cambiarían cuando un 20 de noviembre de 1984 aparece en sus páginas un manga nuevo, inspirado por una leyenda china (Viaje al oeste) escrito por el autor de Arale (Akira Toriyama) que contaba como una chica se encontraba con un nene con cola en busca de las esferas del Dragón. Su deseo era conseguir un novio, pero lo que pasó es que el manga y el animé terminaron de conquistar al mundo occidental que tanto habían rechazado en la época de Hokusai y sus Mangas originales.

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