viernes, 6 de abril de 2018

La Guerra Fría calienta al mundo

“Sin embargo, mirando al mundo en su conjunto, desde hace ya muchas décadas la deriva es no hacia la anarquía, sino hacia el restablecimiento de la esclavitud (...) La teoría de James Burnham ha sido discutida ampliamente, pero pocos se han parado a sopesar sus implicaciones ideológicas, esto es, el tipo de visión del mundo, el tipo de creencias y la estructura social que es probable que se imponga en un Estado inconquistable y en constante situación de 'guerra fría' con sus vecinos”.

Estas son las palabras que inauguran el término más influyente de la segunda mitad del siglo XX. George Orwell con la linda prosa y la buena predicción del mundo que lo caracterizaba, bautizaba la Guerra Fría desde sus comienzos (1945). Pero, veamos, ¿qué es la Guerra Fría? Una pregunta muy difícil de responder, porque es muy diferente a otras guerras o conflictos militares y esa diferencia la hace tan importante para entender nuestro mundo actual.

Volvamos a 1945, los aliados (Francia, Inglaterra, EE.UU. y la U.R.S.S.) habían ganado la Segunda Guerra Mundial en Europa y el Pacífico, las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki dejaban 125.000 muertos en Japón y Berlín caía en manos de las tropas soviéticas. Pero más que nada pasaba algo importante para el futuro: los “aliados” empezaban a dejar de serlo. La Guerra fría empezaba sin declaraciones formales o actos de violencia, pero con muchas de las características que marcaron el final de la guerra: Berlín era dividida entre los aliados por partes iguales, años después siendo el ejemplo mundial de la “cortina de hierro”; las bombas, por su parte, fueron una prueba del nuevo poderío militar y de las razones de por qué esta nueva guerra iba a ser diferente: el botón para aniquilar a gran parte de la humanidad estaba al alcance de las manos.
La guerra se desataba entre las dos grandes potencias que dejaron este panorama: los EE.UU. y su mundo capitalista en expansión, marcado por una victoria aplastante en el frente occidental de Europa y todo el pacífico junto a  la U.R.S.S. y su revolución socialista ahora muy exitosa gracias a la economía planificada de Stalin y sus planes quinquenales. Dos mundos opuestos ideológicamente, un hijo del auge capitalista y otro de la gran revolución socialista del siglo XX.
Guerra de Vietnam, Guerra de Corea y Invasión a Afganistán
¿Como se peleaba esta guerra? Bueno, casi no hubo tiros entre las dos potencias, pero seguro que la paz no abundó. A pesar que la Organización de las Naciones Unidas fue fundada en 1948 para evitar los conflictos armados mundiales, se transformó en un campo de batalla diplomático entre los dos contendientes; las competencias entre naciones también se darían en el espacio en lo que se conoce como la “carrera espacial”; pero, sobre todo, las potencias iban a pelear indirectamente en diferentes lugares del mundo: empezaron en Corea (1950 a 1953) siguió en Vietnam (1955 a 1975) y, finalmente, Afganistán (1978 a 1992), sin contar las operaciones encubiertas, y conflictos menores.
Esta forma de pelear la guerra era por dos razones: en primer lugar las potencias tenían demasiada fuerza para enfrentarse, con cientos de misiles nucleares disposición, una guerra abierta hubiera terminado en un mundo y una economía (lo que le interesaba a la mayoría de los actores) desintegrada. En segundo lugar, la forma de combatir evitando este problema era una estrategia norteamericana que buscaba evitar “el efecto dominó”. Este efecto sería una cadena de revoluciones socialistas que hacía que, desde la más pequeña rebuelta, en el lugar más recóndito del mundo era posible detonante de una amenaza al orden capitalista mundial. Lo irónico era que mientras los EE.UU. miraban a los lugares más recónditos de Asia, perdiendo y ganando guerras mientras se evitaba (o ayudaba) el avance del socialismo en esas tierras descolonizadas (Vietnam era colonia Francesa y Corea era territorio ocupado japonés), en 1959 a pocos kilómetros de su costa, Cuba completaba su proceso revolucionario que poco después se declarará como comunista.
Este hecho produjo, años después en 1962 el momento más caliente de esta Guerra Fría: la crisis de los misiles. Para resumir una semana extremadamente intensa, en respuesta a los misiles balísticos nucleares instalados en Turquía por los EE.UU., la U.R.S.S. envió misiles de similares características a Cuba. El miedo a perder credibilidad hacia dentro y hacia afuera de la política norteamericano, llevó a Kennedy a escalar el conflicto diplomático y a llevar al mundo al borde de la guerra nuclear. Luego de seis días de intensa estrategia y diplomacia de ambos lados, el conflicto terminaría en paz y se instalaría el famosos “teléfono rojo” que establece una línea directa entre ambos mandatarios. Pero hubo un claro perdedor en todo esto. Cuba se quedó sin el apoyo militar soviético y, peor aún, un bloqueo militar y comercial que condenará la situación en la isla durante décadas.
Este hecho va a marcar una cierta pacificación en las relaciones entre las potencias. La guerra de
Vietnam, encima, no traería buenos resultados y los norteamericanos iban a dejar de preocuparse por su enemigo directo y por Asia para mirar un poco más al sur de sus fronteras. En Latinoamérica la CIA armó su aparato represivo y se dispuso a evitar todos los movimientos revolucionarios en el continente, para, finalmente, poder imponer sus decisiones políticas, militares y económicas en américa.
El tema fué cuando los EE.UU. entraron en la crisis del 70 (la crisis del petróleo), encima perdiendo definitivamente la Guerra de Vietnam. Las repercusiones al interior de la política del país de estos dos hechos y la necesidad de implementar medidas económicas neoliberales, requerían una distracción, un enemigo al que odiar en común para unir a la sociedad norteamericana. Con una U.R.S.S. con un problema similar al de Vietnam en las tierras afganas y también la economía estancada, el tablero estaba armado para una segunda etapa de esta Guerra Fría. Esta segunda etapa, sin embargo, iba a ser mucho más cultural que militar, los conflictos armados no cambiarían y tampoco iba a haber otra crisis de los misiles, pero los discursos de los mandatarios iban a aumentar en su violencia, las propagandas iban a ser cada vez más directas y, sobre todo, la cultura de los años 80 iba a estar marcada por el mundo bipolar y el miedo  nuclear. 


¿Existe un mejor ejemplo que Rocky IV? No, y lo mejor es ir a verla ya, y después este sketch.


La situación igual no dió para más, el estancamiento económico de la U.R.S.S. no mejoró y una de las únicas sociedades no capitalistas, sucumbió frente a un mundo que la rodeaba. El momento clave de esta derrota, y el fin de la Guerra Fría fue la famosa caída del muro de Berlín, este monumento a la cortina de hierro que separaba los polos opuestos en el territorio Europeo. Hay tantas cosas para decir de la Guerra Fría, tanto que se sabe y tanto otro que no, pero lo único que espero que haya quedado claro es que fue el conflicto más importante de la historia contemporánea y que formó todo nuestro mundo actual.

2 comentarios:

  1. El colapso de la URSS fue el resultado de las propias contradiciones del régimen soviético, no una victoria de los EEUU.

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    1. Alex, en primer lugar gracias por tu comentario. Nos parece que no es contradictorio con lo que se plantea en el artículo, dado que este se centra principalmente en el conflicto diplomático, no en la caída de la URSS. Sin embargo, desde la historia pensamos que ningún hecho se puede explicar de manera unicausal. Efectivamente, el modelo soviético tenía limitaciones intrínsecas, de la misma manera que el régimen capitalista, ahora bien el conflicto fue clave para explicar la caída, pues la competencia sin tregua con Estados Unidos exacerbó esas contradicciones, acrecentando los problemas económicos la potencia asiática-europea.

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