Gral. Pérez Jiménez. |
En las últimas semanas y meses el proceso revolucionario venezolano ocupó un lugar importante en la escena pública internacional, a partir del fallecimiento del presidente Hugo Chávez. Una pregunta común es sobre la continuidad de la Revolución Bolivariana sin su líder. Sin pretender -ni poder- dar una predicción sobre este futuro, queremos presentar algunas características de la historia venezolana, sobre todo anterior a Chávez, para que ustedes, nuestros/as lectores/as, puedan analizar y sacar sus propias conclusiones sobre el tiempo presente.
Hay que entender a Venezuela como un país monoproductor, dependiente de la entrada de divisas por la exportación de petróleo desde principios de siglo XX. Un hito en la historia venezolana ocurre el 23 de enero de 1958, el derrocamiento del gobierno de Marcos Pérez Jiménez. En ese día las clases populares, sobre todo caraqueñas, fueron parte de una gran movilización que le impuso condiciones al nuevo gobierno. El país caribeño entraría en una fase de estabilidad política a partir del "Pacto de Punto Fijo". Éste marca la participación equitativa en el Poder Ejecutivo de tres partidos (Acción Democrática, COPEI y Unión Republicana Democrática, que rápidamente rechaza el pacto), dejando por fuera al Partido Comunista.
Otra etapa importante en la historia venezolana es la presidencia de Carlos Andrés Pérez entre 1974 y 1979. Son años de un modelo de Estado de bienestar, con una mayor entrada de capital, a partir del alza del precio del petróleo en tiempos de crisis internacional, que es destinada a mejorar la calidad de vida de la población. Pérez es reelegido en 1988, pero sus políticas fueron la antítesis de su gobierno anterior, y ya en febrero de 1989 (el "Caracazo") se tuvo que enfrentar a la movilización popular que rechazaba las medidas neoliberales. Finalmente fue destituido por el Congreso en 1993, no sin enfrentar dos intentos de golpe de Estado, el primero llevado adelante por Hugo Chávez.
El presidente siguiente fue Rafael Caldera, cargo que ya había ocupado entre 1969 y 1974, ligado a políticas redistribucionistas, pero que también abraza el neoliberalismo reinante. Es importante señalar que Caldera llega al poder con un discurso antineoliberal. Al igual que en el caso argentino, los candidatos no expresan sus futuras políticas, sino las contrarias. Pero aún más importante es que en la mayoría de los venezolanos este modelo político nunca logra tener un apoyo (lo que sí podríamos plantear para Argentina, en la reelección de 1995, que conscientemente vota a un gobierno neoliberal), sino todo lo contrario.
Caracazo, 27 de febrero de 1989. |
Es en este contexto donde el discurso de Hugo Chávez comienza a tener un apoyo popular. En principio, la posición del comandante era la de "tercera vía" entre capitalismo y socialismo. Pero la movilización popular desde abajo, presente siempre en la historia de este país -muy claramente en la derrota del intento golpista de 2002-, impulso también a una radicalización del propio Chávez, lo que se denominó el "socialismo del siglo XXI". También proyectos "desde arriba" se resignificaron cuando los movimientos sociales se los apropiaron, como por ejemplo, el ALBA.
Si bien por un lado hay una movilización y una conciencia popular del momento histórico que vive Venezuela, por otro encontramos un partido sin grandes figuras a la altura de Chávez. Su principal virtud era ser el punto de unión de diferentes fuerzas que componían los apoyos de la Revolución Bolivariana: trabajadores, campesinos, ejército, intelectuales, partidos de izquierda, movimientos sociales, etc. Más allá del tipo de liderazgo que se pudo escuchar discutir en estos tiempos, seguramente la clave del avance, estancamiento o retroceso del proceso venezolano pueda explicarse por el éxito o fracaso de los sucesores de Chávez en mantener unidos a estos sectores heterógeneos.
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