sábado, 11 de agosto de 2012

Juegos Olímpicos: los orígenes, una cuestión política

Barón Pierre de Coubertin.
El Barón Pierre de Coubertin es reconocido como el creador de los Juegos Olímpicos modernos. Habitualmente se resalta que se inspiró tanto en las competencias que se daban en la antigua Grecia, como en la importancia que tenían los deportes en los sistemas educativos ingles y alemán. Justamente fueron inmigrantes de esos países quienes trajeron el fútbol, los clubes y la educación deportiva a la Argentina. Ahora, la creación de esta competencia no puede aislarse del contexto político de finales del siglo diecinueve. Los juegos olímpicos griegos no se basaban en una competencia entre países, sino que eran fiestas religiosas, culturales y deportivas celebradas en honor a los dioses olímpicos en los que participaban atletas, los que eran ciudadanos hombres. Ahora, ¿por qué los Juegos Olímpicos modernos se basan en una competencia internacional cuando los antiguos eran entre ciudadanos de una misma nación? ¿Por qué se aduce como fin de los juegos modernos la competencia en paz entre las naciones, mientras que en los antiguos los hombres competían en honor a los dioses? La respuesta es sencilla: en la Grecia antigua no existían “países” tal como los conocemos hoy. Esto se debe a que lo que habitualmente llamamos países son una creación histórica llamada “estado-nación”.

Caricaturas del reparto imperial.

Los estados-naciones se consolidan justamente en el siglo XIX, a partir de la creación de los sistemas estatales de educación, las burocracias modernas, los ejércitos nacionales, etcétera. Es importante desnaturalizar la idea de la existencia de una nacionalidad eterna, más allá de los individuos y el tiempo. Como dicen los historiadores Eric Hobsbawm y Terence Ranger en su libro La invención de la tradición las cualidades atribuidas a la nacionalidad como algo propio y esencial de ellas son en realidad creaciones recientes que se constituyeron a partir del surgimiento de esta nueva forma de organización política. Comenzaron entonces a definirse fronteras fijas, relaciones diplomáticas estables, derecho y congresos internacionales, etcétera. Retomando la noción de paz entre naciones que proponen los JJ.OO. modernos, es importante tener en cuenta que los mismos nacen luego de un período de paz relativamente pronunciado en Europa desde 1871, luego de la guerra franco-prusiana. Vale la pena mencionar esta guerra porque a partir de la misma se produce la unificación alemana en torno a Prusia, al ver como necesaria la unión frente a un enemigo común: Francia, otro estado-nación que tenía un desarrollo más antiguo a partir de la revolución de 1789. De todas formas, la ausencia de guerras en territorio europeo no implicaba una paz total. Justamente en el siglo XIX las potencias europeas llevaron a cabo lo que se conoce como “el reparto de África”, comenzando una fuerte expansión imperial. Gran Bretaña, Francia y Alemania, entre otros, empezaron a dominar políticamente Asia y África, en donde se enfrentaron con los pueblos locales y entre ellos. A su vez, también se conoce esta época como la de la “paz armada”, ya que a pesar de no concretarse guerras en sus territorios estos países comenzaron a organizar ejércitos fuertemente armados y extendieron visiones negativas de sus vecinos, en las que se los veía como posibles invasores, esto se ve bien en la película Noche de Paz. El ideal de Coubertin justamente veía a las competencias deportivas internacionales como una alternativa a la guerra. La idea de un mundo dividido en estados-naciones y colonias se imponía, plasmándose tanto en los Juegos Olímpicos como en las exposiciones internacionales y las coloniales. Un nuevo mapa político mundial, más similar al nuestro que los de siglos anteriores, nació en el siglo XIX.
El aula, lugar fundamental en la
transmisión de la nacionalidad.

Habíamos dicho también que la inspiración del barón provenía además de la importancia de los deportes en la educación inglesa. ¿Esto tiene relación con la creación de los estados-nación? La respuesta es sí. Antes mencionábamos la idea de que las tradiciones nacionales han sido inventadas. Justamente, uno de los bastiones principales para la extensión de estas tradiciones fue el sistema educativo, creado con este fin por los estados en consolidación. Fueron las escuelas entonces las que se encargaron de extender la nacionalidad entre los cada vez más amplios sectores de la población que abarcaban. No por nada, Pierre Coubertin era un hombre muy vinculado al mundo de la educación, su viaje a Inglaterra se hizo con el fin de profundizar sus conocimientos en el tema. Seguidor de la doctrina del cristianismo muscular (la búsqueda de la perfección espiritual por medio del deporte y la higiene) y de Tocqueville, insistía en que el deporte y el ejercicio físico eran esenciales en la formación de los jóvenes y sostenía que la educación selectiva era la que llevaría a formar líderes para una democracia liberal. Como un verdadero exponente de su época, el se mueve dentro de los ideales de la III República Francesa que retoma la idea de razón de la revolución como un ideal superior a todos los demás, defendiendo a su vez la expansión del estado laico, contexto en el cual nacía el sistema educativo francés. Fue él justamente quien impulsó reformas en el mismo para que incluyeran el deporte en su currícula. Además, la idea de elegir los juegos olímpicos como modelo ideal de competencia deportiva se vincula con las ideas de la ilustración retomadas durante la III República Francesa que exaltaban y admiraban los valores de la Grecia clásica.
Primer Juego Olímpico de Atenas, 1896.

A partir de todo esto podemos decir que el impulso para organizar los Juegos Olímpicos modernos no fue producto de la genialidad intelectual de una persona (incluso hubo intentos anteriores de organizarlos), sino que se relaciona con un contexto particular, en el que los estados-nación intentaban consolidarse, haciendo que sus ciudadanos se reconozcan como miembros de una misma comunidad nacional a través del sistema educativo. Las principales potencias se extendían imperialmente, mientras un nuevo panorama mundial empezaba a nacer al establecerse las relaciones entre estos nuevos estados, que luego de algunos años de paz terminarán por resolverse durante las dos guerras mundiales del siglo XX. Los Juegos Olímpicos, a pesar de reivindicarse históricamente como parte de una tradición existente desde la Grecia antigua, son en realidad una muestra clara de nuestro mundo político contemporáneo. Los Juegos Olímpicos son una síntesis del mundo moderno en dos semanas.

Ver más en:

La invención de la tradición
Eric Hobsbawm y Terence Ranger
Crítica
Barcelona
2002

1 comentario:

  1. me gustó mucho! y me hizo dar cuenta de que amo y odio a Pierre de Coubertin en partes iguales. Amor por los JJOO y odio por meter gimnasia en la escuela!!!

    Paula

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