jueves, 9 de septiembre de 2010

La imagen en movimiento: otra forma de ver la historia

El nacimiento de una nación.
A lo largo de la historia los sujetos han decidido representar la realidad en la que se encontraban a través de diversas formas de expresión: la escritura, la pintura, la narración oral, la escultura, la música y la fotografía. A finales del siglo XIX los Hermanos Lumière ofrecieron al mundo una nueva forma: el cine. Pequeños cortos, momentos de la cotidianeidad como La llegada del tren a la estación de la Ciotat o La salida de los obreros de la fábrica Lumière, maravillaron a sus espectadores. No sería sino hasta George Meliès, fundador de la primera productora, Charles Pathé y León Gaumont que este nuevo espectáculo se extendería dando lugar a la industria del cine. En un principio las exhibiciones habrían de hacerse en un salón privado para grupos adinerados, combinadas con representaciones teatrales. No obstante con el tiempo se convertiría en un arte más masivo. Se atribuye este fenómeno a un hecho puntual, un incendio ocurrido en el Bazar de la Caridad en París durante una proyección, que habría alejado a la gente rica convirtiéndolo así en un arte destinado a gente considerada de menor rango socio-económico. Sin embargo, el proceso que generara este cambio debió haber sido producto de factores más variados, como el hecho de poder ser proyectado en muchos lugares a la vez, colaborando a su carácter masivo. Sin lugar a duda, más adelante las propias salas de cine adquirirían por ello un valor fundamental para los gobiernos.

Debido al bajo valor de su entrada el cine ofrecía no sólo la posibilidad de acercar estas nuevas formas de expresión, sino también una vía para transmitir noticias a través de un medio visual no escrito accesible a todos. El impacto de la imagen y el relato simultáneo daba a éstas una aparente verosimilitud mayor. Esto se observa muy bien durante la Segunda Guerra Mundial, donde antes de comenzar la función se pasaban noticias atentamente seleccionadas de “la Victoria” a la que una u otra parte se acercaba. La propia propaganda fascista o nazi pudo filtrarse de este modo.


Ahora bien, nos encontramos entonces ante una forma de expresión que ofrece nuevas posibilidades, y una de ellas es la de construir, representar la historia, y lo que resulta más rico aún, acercarla a través de un medio que no sea la escritura. Claro está que, así como un historiador a la hora de analizar cierto período no puede escapar a la realidad en la que vive, el cine, como todas las artes, no sería imparcial. Es por eso que resulta interesante pensar al cine, una de las formas de divulgación más extendida actualmente, en clave histórica. Es decir que al ver una película de la Segunda Guerra Mundial, del nazismo, de la Revolución Francesa o de la Roma Imperial, no sólo consideremos el período que ahí se muestra sino también que atendamos al momento en el que ésta fue filmada. Y aún cuando una película no refiera directamente a un período histórico, muchos elementos del contexto de su creación se hallan presentes. Por ejemplo, si vemos las primeras películas norteamericanas, notaremos que la representación de los afroamericanos suele ser realizada por actores anglosajones con el rostro pintado, como en El nacimiento de una nación de D. W Griffit, película ambientada en la guerra civil norteamericana y durante el período de la “Reconstrucción” en el que muchas de las principales leyes segregacionistas fueron fijadas. Estos personajes suelen ser usados en comedias, mostrados como seres tontos, inferiores, ridiculizados constantemente. Esto no responde a un hecho fortuito, sino que responde a una política de segregación racial llevada a cabo por EEUU hasta bien entrado el siglo XX. Incluso cuando la participación de actores afroamericanos tuviera lugar en la historia hollywoodense, a menudo serían papeles humillantes como el papel de “Prissy” en: Lo que el viento se llevó (1939). Sin lugar a duda el tema del racismo en la filmografía norteamericana aún no ha sido un tema saldado en la actualidad; pero es un tema muy extenso para ser tratado en esta ocasión.









Lo que el viento se llevó (1939)




El Western, género del cine norteamericano altamente difundido entre los años 30 y 50, ofrece otro ejemplo sumamente rico de la representación histórica del proceso de fundación de EEUU. Películas famosas como La diligencia (1939) de John Ford, permiten ver el peregrinar de los personajes en la lucha contra los indígenas. La demonización de éstos resulta criticable pero responde a cómo se concebía la historia de la conquista del Oeste en el imaginario de la sociedad norteamericana de la época. Si nos trasladamos al continente europeo, precisamente a la Italia de posguerra, encontramos el cine neorrealista que busca mostrar la situación social del momento, posterior al régimen fascista. Lejos de películas belicosas, este género intenta plasmar las dificultades del día a día de la sociedad italiana luego de la guerra. Encontramos ejemplos como Ladrón de Bicicletas (1948), Milagro en Milán y Umberto D de Vittorio De Sica.






Intentamos de este modo acercar al lector algunos pequeños ejemplos de las múltiples posibilidades que ofrece el cine como medio altamente difundido para pensar no sólo el relato histórico, sino su propia creación.









4 comentarios:

  1. De las que nombran sólo vi Milagro en Milán, una tarde de sabado que le dije a mi viejo: "che pá ¿que tenes en la biblioteca para ver? y me dijo mirate ésta que está buena". VHS, blanco y negro, poco prometedora..hasta que empezó la trama y me rei mucho.

    Una película que hace un recorrido muy lindo de la historia del cine, al estilo homenaje es "Cinema Paradiso" de Giuseppe Tornatore.

    saludos.

    Lu

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  2. Sin lugar a duda "Cinema Paradiso" es una de mis películas preferidas, porque combina muchas cosas a la vez: es entretenida, tierna y además permite ver muy bien el papel del cine en esa época y cómo se fue perdiendo ese componente cohesionante. Respecto a Milagro en Milán, y si a veces la apariencia engaña, esas películas viejas que uno asumee como aburridass pueden ser mucho más ricass que la nuevass

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  3. Lu, me encantó tu nota. Y, de paso, me hizo recordar la vez que vimos "Lo que el viento se llevó" en casa. Jaja. No sé cómo aguantamos toda la noche. Viejos tiempos.

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  4. Hola! me gusto mucho la nota, me parece muy interesante el cine dedicado a periodos o hechos historicos. Justamente hace unos dias pude ver una miniserie de la BBC, basada en un libro de Elizabeth Gaskell, que se llama Norte y Sur. Esta ambientada en la Inglaterra industrializada, productora de algodon, y muestra muy bien la situacion de la clase obrera en esa epoca, y los inicios de los sindicatos. El libro fue escrito en el siglo XIX, de la experiencia de la autora, y de lo que ella veia en las calles de las ciudades mas industrializadas de la epoca.

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