Es conocido por muchos lo que la música significó en uno de los momentos más oscuros de la historia del país. El proceso de Reorganización Nacional iniciado en 1976 tuvo como objetivo la imposición de un modelo político basado en el terrorismo de estado, la desaparición de personas, torturas y la imposición de un plan económico que diezmó la estructura productiva del país.
La cultura, el arte y la música tampoco escaparon de estas políticas, aunque éstos espacios desde la clandestinidad fueron campos creativos de resistencia, que solapadamente denunciaban algunas de estas políticas. En el campo de la música el “rock hippie”desde letras pacifistas y sentimentales, se criticaba y se resistía al régimen del terror… Entre las bandas más conocidas estaban Sui Generis, Serú Giran y León Gieco, entre otros.
La cultura, el arte y la música tampoco escaparon de estas políticas, aunque éstos espacios desde la clandestinidad fueron campos creativos de resistencia, que solapadamente denunciaban algunas de estas políticas. En el campo de la música el “rock hippie”desde letras pacifistas y sentimentales, se criticaba y se resistía al régimen del terror… Entre las bandas más conocidas estaban Sui Generis, Serú Giran y León Gieco, entre otros.
Con el correr de los años, la dictadura comenzaba su desgaste y los campos populares entre 1980 y 1982 se reorganizaban constituyendo un frente que pedía por el retorno democrático. En 1982 se realizó el festival de Rock B.A., en un contexto de desgaste evidente por la derrota en Malvinas, la apertura y la lenta transición evidenciaron nuevas voces de protesta. Otra vez la música tomaba lugar y, gracias la prohibición de la difusión de música en inglés, el rock se consolidaba aún más. A diferencia de otras ediciones, los espacios de resistencia creativa, ya no eran sólo de lo que podemos catalogar como el conocido rock nacional.
En este festival asistieron géneros nuevos que no fueron recibidos de la mejor manera, entre los que se encontraban el "modernoso tecno" de la mano de los Encargados, liderado por Daniel Melero, y un género que rompía todos los límites y los oídos también, el inicio del ahora reconocido y consolidado heavy metal nacional. Conocido como V8, la irrupción al grito de “y los hippies que se mueran”, incomprendidos como pocos en ese festival, logró que todo un público le diera la espalda y hasta recibió naranjazos por parte del mismo. Aunque no fue aceptado, su presencia marcó el inicio de un nuevo género, que no era solo ruido. Sus letras y su enojo social encerraban otro -y nuevo- espacio de resistencia a la política de la dictadura. Con temas como "Parcas sangrientas", "Torturador" y "Si puedes vencer el temor", sus letras evidencian una resistencia, ya no centrada desde lo sentimental o pacifista, sino desde el enfrentamiento abierto y el repudio violento.
Incomprendidos durante su corta vida, el heavy nacional comenzó a tomar forma y a constituirse como un nuevo campo de lucha musical durante los años ´90. Frente a las políticas neoliberales, reconocidas bandas como Hermética, se manifestaron a través de letras cargadas de criticas política: “Memoria de siglos”, “Gil trabajador” o “La revancha de América”. En ellas se teje un juego entre la critica a un pasado pero también, a un presente signado por el neoliberalismo y el desosiego.
El heavy metal nacional logró consagrarse como un nuevo espacio donde el conurbano, las clases trabajadoras y una juventud descreída de la política se agruparon bajo , letras sinceras acompañadas de una estética que rompía todos los parámetros de la época.
El heavy metal nacional logró consagrarse como un nuevo espacio donde el conurbano, las clases trabajadoras y una juventud descreída de la política se agruparon bajo , letras sinceras acompañadas de una estética que rompía todos los parámetros de la época.
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