martes, 9 de octubre de 2012

Los campesinos en la Revolución Cubana

A lo largo de la dominación española en América, Cuba tuvo una posición muy importante. La isla fue una de las primeras recorridas por los españoles en 1492. En el siglo XVI, La Habana comenzó a ocupar el lugar de principal puerto de enlace con España. Recién en el siglo XIX comenzaría la producción de azúcar característico de esta región caribeña. A diferencia de la mayoría de los dominios coloniales hispánicos, Cuba se independizó recién a fines del siglo XIX, pero quedo prácticamente reducida a una colonia norteamericana (EE.UU., que mantenía fuertes relaciones comerciales con la isla, se había enfrentado en guerra contra España) por una intervención de casi cinco años y a la introducción de la Enmienda Platt en la constitución cubana. Este permitía, además de asegurarse la compra del azúcar cubano, la intervención de EE.UU. en caso de que consideren en peligro la independencia, la propiedad o libertad individual. Esta cláusula es utilizada como argumento para justificar una posible intervención norteamericana en la isla.
Cuartel Moncada.

Entre 1925 y 1933, Cuba sufrió la dictadura de Gerardo Machado, generando un movimiento de huelgas (la revolución antimachadista) y la huida de éste. EE.UU. coloca a un terrateniente como presidente, pero es rápidamente destituido por el sargento Fulgencio Batista (¡el que Burns creía que seguía gobernando Cuba!). Sin embargo, existe una situación de inestabilidad política y los sucesivos gobiernos no logran mantenerse en el poder y Batista, como jefe del ejército, continúa la política represiva de Machado. A pesar de esto, en 1940 se elabora una nueva constitución, que recoge diferentes reivindicaciones populares. En 1952, para evitar el triunfo electoral de un partido opositor, el hombre fuerte de Cuba, Batista lleva adelante un golpe militar, dejando de lado la constitución del ‘40.

Camilo Cienfuegos, Fidel y el Che.
La principal oposición a Batista surge entre el movimiento estudiantil con Fidel Castro a la cabeza. Este movimiento tenía una importante tradición, desde la década del ’20, con el líder Julio Antonio Mella. Los estudiantes llevan adelante el 26 de julio de 1953 el asalto al cuartel Moncada, pero fracasan y son enjuiciados. Fidel, abogado, se defiende a sí mismo, testimonio que hoy conservamos en el libro “La historia me absolverá”. En 1955, debido a los contactos de la familia Castro, que tenía una muy buena posición económica, es liberado y se exilia en México, donde conoce a Ernesto “el Che” Guevara y se forma el Movimiento 26 de Julio (M26J). A fines del ’56, desembarcan desde Granma en el oriente cubano y se instalan en la Sierra Maestra.
Como la historia no es simplemente la actuación de “grandes hombres” (y más allá de la posición que se tenga, sin duda Fidel es uno de ellos), tenemos que explicar cual es la situación social en Cuba en la década del ’50. En un país principalmente azucarero resulta importante entender la situación de la clase campesina. Podemos encontrar tres sectores diferentes entre los campesinos, en relación a la tenencia de la tierra y a la relación con los latifundistas: pequeño campesino, proletariado campesino y precarista. El rendimiento de las tierras para la producción de azúcar se logra a partir del quinto año de trabajo. Los pequeños campesinos que arrendaban la tierra tenían contrato por cinco años y luego eran desplazados por el latifundista, que obtenía la tierra preparada para producir. Los pequeños campesinos que tenían la propiedad de la tierra (siete hectáreas), no alcanzaban el tamaño mínimo necesario para lograr rentabilidad en la producción (veinticuatro hectáreas). El proletariado campesino se desplaza según la estación para trabajar en la zafra azucarera y en la cosecha del café. El precarista se asienta sin contrato sobre los márgenes de la tierra del latifundista, tierras que tienen una fertilidad menor que las demás. Hay una gran circulación entre estos sectores, o sea, no son fijos, estables, sino que los pequeños campesinos pasan rápidamente a ser proletarios campesinos o precaristas.
Campesinos cubanos, también actores de la Revolución.
En los años ’50, EE.UU. reduce la compra de la cuota azucarera cubana. Como ésta es menor a la producción total, hay una caída del precio de azúcar. Por lo tanto, se reemplaza la política de zafra libre de 1952 y 1956 por la zafra restringida, de 1953-55 y 1957-58, reduciendo los habituales cuatro meses de trabajo –de enero a abril- por la mitad (la zafra llegó a durar cuarenta días) y generando un mayor desempleo que se le sumó a la desocupación estructural de los meses de mayo a diciembre.
La situación campesina no es simplemente aceptada, sino que hay resistencia, generada sobre todo, por los desalojos de la guardia rural a los precaristas. Esta guerrilla campesina va a establecer relaciones con el M26J, que busca desembarcar en la isla. La persecución a los guerrilleros y los desalojos campesinos revelan directamente la acción del Estado a favor de los intereses terratenientes. Hasta entonces había habido resistencia, pero ahora se encuentra la necesidad de una lucha más amplia para liberar al pueblo cubano de la situación de miseria en la que se encontraba.
La Revolución Cubana no la hizo simplemente por una vanguardia, sino que la participación popular fue lo que le permitió la victoria (a diferencia de lo que pudo ser el asalto al cuartel Moncada o el foco guerrillero del Che en Bolivia). El M26J tiene su importancia, precisamente en canalizar políticamente y organizar resistencias existentes. Pero éste, por sí mismo, no podría haber triunfado, si no hubiera sido por el consenso de la población que legitimaba las acciones. La necesidad popular de acceso a la tierra fue llevada adelante por el gobierno revolucionario a partir de dos reformas agrarias, no simplemente por una voluntad política sino por la lucha y movilización de los campesinos cubanos.

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